TRANSPORTE
DEL PETRÓLEO
En el mundo del petróleo los oleoductos y los buques
banqueros son los medios por excelencia para el transporte del crudo. El
paso inmediato al descubrimiento y explotación de un yacimiento es su
traslado hacia los centros de refinación o a los puertos de embarque con
destino a la explotación.
Para ello se construye un oleoducto, trabajo que
consiste en unir tubos de acero a lo largo de un trayecto determinado, desde
el campo productor hasta el punto de refinación y/o de embarque. La
capacidad de transporte de los oleoductos varía y depende del tamaño de la
tubería. Es decir, entre más grande sea el diámetro, mayor la capacidad.
Estas líneas de acero pueden ir sobre la superficie o bajo tierra y
atraviesan la más variada topografía.
En la parte inicial del oleoducto una “estación de
bombeo” impulsa el petróleo y, dependiendo de la topografía por donde éste
pase, se colocan estratégicamente otras estaciones para que le permitan
superar sitios de gran altura.
Los oleoductos disponen también de válvulas que
permiten controlar el paso del petróleo y atender oportunamente situaciones
de emergencia. EL gas natural se transporta en idénticas circunstancias,
pero en este caso la tubería se denomina “gasoducto”. Hay ductos similares
que cumplen funciones específicas: poliductos para gasolina y otros
derivados; propanoductos para gas propano, combustoleoductos para
combustóleo, etc.
Los buque-tanques son enormes barcos dotados de
compartimientos y sistemas especialmente diseñados para el transporte de
petróleo crudo, gas, gasolina o cualquier otro derivado. Son el medio de
transporte más utilizado para el comercio mundial del petróleo. La capacidad
de estas naves varía según el tamaño de las mismas y de acuerdo con el
servicio y la ruta que cubran. Algunas pueden transportar cientos de miles
de barriles e incluso millones.
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