DISTRIBUCIÓN DEL PETRÓLEO
El destino final del petróleo
y sus derivados es el consumidor final. En el proceso intervienen
distribuidores mayoristas y minoristas, y se emplean todos los medios
posibles para el transporte y venta. Se agrupan bajo esos vocablos las
operaciones finales, pero no las más delicadas de la industria petrolífera,
que consisten en transportar los productos salidos de la refinería,
almacenarlos en depósitos y puntos de venta y, por último, expenderlos a los
clientes gracias a una red de comercialización que cubra el conjunto del
territorio.
Ciertos clientes importantes
pueden ser servidos directamente de las refinerías. Así es como una central
eléctrica recibirá su fuel-oil directamente por oleoductos o cisternas pero,
por regla general, la distribución exige un despliegue de medios múltiple en
función de la infinita variedad de necesidades de los clientes, y no sólo
por los productos en sí mismos, sino también por los servicios accesorios a
la venta. En estas condiciones, las inversiones y los gastos operacionales
de distribución son mucho más elevados que los de una refinería, que cubre:
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los oleoductos de productos
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los barcos de cabotaje de alta mar
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los transportes fluviales (canoas, lanchas, remolcadores)
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los depósitos de almacenamiento
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las vagones-cisterna
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los camiones-cisterna (grandes transportes o pequeños distribuidores
domésticos)
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las estaciones de servicio
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el avituallamiento de las aeronaves mediante camiones especializados
y canalizaciones subterráneas
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el suministro a los navíos en todos los puertos por barco-cisterna o
por conducciones en el muelle unidas a depósitos
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el llenado de botellas de gas licuado
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